Tiempos memorables

Vivimos diversos cambios de ciclo, épocas, siglos y milenios; fuimos personas excepcionales, no por méritos propios, sino por todo el progreso del que nos beneficiamos hasta convertirlo en costumbre. Los ochenta fueron el caldo de cultivo perfecto para la innovación artística hasta llegar al esplendor tecnológico de los noventa, la crisis del dos mil, los retrocesos políticos y la decadencia posneoliberal que se extiende aletargada hasta nuestros días. Visionando los clásicos me he dado cuenta de que el no tan reciente ya cambio de siglo roza a veces la perfección (sobre todo cinematográficamente), y no deja de sorprenderme tal transición. Sin embargo, ahora hemos tocado techo al parecer y ya solo toca pagar los platos rotos que tanto hemos postergado.