Cada movimiento de pistón, cada ciclo, cada tiempo es un paso más hacia la ansiada libertad. Fluye el aceite entre las piezas como la sangre entre los órganos del cuerpo.
Cada vuelta de rueda, un metro más que nos aleja de la mortal rutina, del aburrido rincón de una calle conocida hasta el hartazgo.
Cada avería, cada enfermedad, un simple trámite que resolver para proseguir el viaje. Cada recuperación, cada revolución nos acerca un poco más a las cimas de la sierra.
Cada curva, un peligro invisible bajo la sombra de árboles milenarios, junto a precipicios de roca viva.