N-IV

Es una larga recta que desciende serpenteando suavemente, tal como un río plácido e inerte entre colinas, a ratos ascendiendo, sobre llano en su mayor parte, por medio de campos embarrados o mayormente resecos. Comienza su curso junto a una gran rotonda que tiene su gemela al término, tras cruzar el puente Ramón de Carranza. Empieza envuelta en bruma del río por la mañana, con un molesto sol amaneciendo entre los primeros chalets del sur. Se extiende bajo aromas de aceite prensado de primera calidad, para más tarde pasar bajo la sombra de árboles milenarios junto a las márgenes de un río presente todo el camino más sin jamás ser visto.