No hay nada como caer para comprender quiénes te aman. Guarda contigo a aquellos que te consuelen y te protejan cuando hayas errado y guárdate de aquellos que te miren mal, pero sobre todo evita a los que te ignoren o guarden silencio ante una situación límite que estés atravesando, sea cual sea. Si no les importa, ellos no te deben importar en absoluto de ahora en adelante.
Vivimos en un país crispado a más no poder, tras sucesivas crisis y la amenaza de una pobreza sistémica que muchos se niegan a aceptar, creyendo en una providencia que nunca se muestra. Muchos viven engañados pensando en un presente que no existe y un futuro que jamás llegará, pero que les anima a seguir fingiendo ser algo que no son.
Muchos de ellos te llamarán perdedor, fracasado y, cuando finalmente caigas, se burlarán de tu caída. Pero en el fondo te están haciendo un favor, porque ya sabes que no puedes fiarte de ellos y si alguna vez lo hiciste te equivocaste. Levántate y, en respuesta, sigue pegando hostias con la mano abierta.
Continúa aunque haya perros que te ladren en el camino. Desprécialos. No los compadezcas.